Sin lugar a dudas la palabra hipnosis es un concepto que produce controversias,  para algunos está lleno de mitos y prejuicios, y para otros de curiosidad y asombros, en fin, es un fenómeno que no deja a nadie indiferente.  Si pudiera describir mi experiencia con esta herramienta terapéutica, diría que del segundo grupo pase a un tercer grupo, que somos aquellos profesionales que nos hemos especializado en este enfoque, y hemos ido descubriendo lo sanador de este trabajo, al ir identificando cómo actúan las emociones no resueltas en nuestras vidas, descubriendo en qué momento se originó esa emoción que dio origen a un comportamiento determinado que hoy nos limita y quizás en ocasiones nos atormenta.

En mi afán de seguir especializándome en este enfoque, conocí la TRR (Terapia Regresiva Reconstructiva), y en mi opinión personal, le brinda diversos escenarios terapéuticos a la hipnosis clínica.  Lo interesante de ésta, es que está diseñada para que la persona actúe siendo su propio sanador, al ir revisando acontecimientos que lo han marcado y descubriendo como le han perjudicado, creando corazas, incertidumbres, aflicciones, etc. que le han resultado imposible de derribar.

Para graficarlo mejor, me gustaría mencionar la película “Mi encuentro conmigo”, de Bruce Willis, que de manera muy sencilla muestra la forma y el foco del tratamiento con esta herramienta terapéutica.  El film trata de un exitoso asesor de imagen de ejecutivos llamado Russ, quien dirige al resto en su apariencia y comportamiento, pero paradójicamente este señor tan exitoso, competente, adinerado, carece de autoestima y tiene un gran vacío emocional.

Precisamente, días antes de cumplir los 40 años aparece en su vida un niño, qué curiosamente es él a los 8 años de edad.  Este niño no está del todo contento al verse en lo que se ha convertido de adulto: solitario, hostil, trabajólico, sin pareja, ni amigos.  En un primero momento, es el menor quien ayuda al adulto a recordar los sueños que tenía cuando era niño, además lo encamina a reencontrase con el niño que lleva dentro con sus sueños, ideales y esperanzas – para que se convierta en la persona que siempre quiso ser. Posteriormente, con las competencias y estrategias que tiene el adulto, le enseña al niño como defenderse, como cambiar ese hecho en particular para salir satisfactoriamente de esa situación, sintiéndose un héroe y reconstruyendo su propia historia.

Alrededor de ocho años atrás, vi por primera vez esta película, recuerdo que se manifestaron una gama de sentimientos, me ríe a carcajadas, me sorprendí, me emocioné y también me conmovió profundamente, sensaciones emocionales y corporales acompañadas de una inmensa tristeza, por fin comenzaba a comprender  entre lágrimas y risas de donde venía ese dolor que me había acompañado por tanto tiempo, y que ya de adulta al tratar de racionalizar no lograba dar con la respuesta. Recuerdo haber estado tan conmocionada como el protagonista – quien también descubría de donde venía esa aflicción – y extrañamente las sensaciones y reacciones se sincronizaban con las de él en una especie de danza de emociones, que por momentos se podía bailar rítmica y armoniosamente y por otros pasaba a ser un torbellino que giraba dentro de mí…y después de todo, por fin, ahí estaba una de las respuestas que había buscado por tanto tiempo, y teniendo eso a mi favor pude tomar el camino terapéutico (como paciente) para dar solución a un tema personal que conscientemente a veces, y otras totalmente inconsciente me había perjudicado por tanto tiempo.

Años después tuve la oportunidad de conocer la hipnosis clínica y la TRR, y rápidamente el recuerdo de la película vino a mi mente.  Las conductas que tenemos no son casualidad, se deben a  algunos sucesos que nos han marcado la vida en su momento – positiva o negativamente – ya que también es importante reconocer en qué momentos algunas experiencias también nos han fortalecido, potenciándonos en las diferentes áreas de nuestra vida.

Por eso, puedo decir que estas herramientas terapéuticas me cautivan cada día más y me llenan de satisfacciones  personales y profesionales y al igual que lo hizo Russ (el protagonista de la película descrita), sólo puedo asegurar que nunca es tarde para cumplir tus sueños…